LOS JUGUETES NO DEFINEN LA ORIENTACIÓN SEXUAL DE L@S NIÑ@S.
Estos días, mientras esperaba a mi hija en un centro comercial he
visto una escena que me ha llamado mucho la atención. Un niño, de unos 5
años, apuntaba al escaparate de una tienda a los juguetes
que le gustaba, y su madre simulaba no enterarse de lo que le decía el
niño. El niño seguía apuntando a las muñecas, sillitas, bañeras,
cocinas... hasta que su madre, algo enfadada, le dijo:
- hijo, no puedes jugar con eso, son juguetes de niñas, y tu eres un niño.
- hijo, no puedes jugar con eso, son juguetes de niñas, y tu eres un niño.
Los juguetes no tienen sexo.
Artículo extraído de www.guiainfantil.com. Vilma Medina.
Estoy segura que en algún momento los padres hemos dudado en dar a
nuestro hijo un juguete que esté predeterminado a los niños de otro
sexo. Lo mismo pasa con los colores.
A mí hija, por ejemplo, solo le regalaban prendas de color de rosa,
lacitos… mientras yo buscaba comprarle cositas de todos los colores.
También me acuerdo que uno de sus amiguitos le gustaba jugar a las
muñecas. Siempre que iba a la guardería o parvulario, llevaba su muñeca
en el carrito.
En una entrevista a Guiainfantil, Maite Francés, responsable de estudios de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes,
nos dice muy claramente que los juguetes no tienen ni deben tener sexo.
Ella dice que no es bueno hacer distinciones. ‘No se puede atribuir un
género a un juguete. Si que es cierto que algunos estudios indican que
existe ciertas diferencias biológicas que demuestran que hay niñas que
inclinan hacia un tipo de juguete más pausado y que tiene que ver más
con los roles maternales, pero eso no quiere decir que no pueda existir
niños que le guste jugar con muñecas y niñas a las que les encantan jugar con camiones… es perfectamente comprensible y normal. El sexismo no está en los juguetes, sino que está en la intencionalidad y en el uso que se hace de un juguete.
Los juguetes no marcan el futuro sexual de los niños, y por lo tanto
no debemos rotularlos. Depende mucho de la interpretación que hacemos
los padres de las cocinas, de la vajilla… que jueguen nuestros niños, o
del fútbol
que pueda gustarle a nuestras niñas. Hay que respetar las elecciones de
nuestros hijos con naturalidad y respeto, sin transmitirles nuestros
miedos y aprehensiones.
Nuestros hijos, en el futuro, no tendrán una orientación sexual,
un oficio o profesión que sean determinados por los juguetes de su
preferencia en la infancia. Sean lo que sean, de mayores, será en
función de la educación que hayan recibido y de muchos otros factores,
pero jamás dejarán de ser nuestros hijos. Tenemos que romper con muchos
perjuicios que fijan la sociedad. ¿Cómo podemos obligar a nuestros hijos
a tener un juguete que no les gusta?
Iruzkinak
Argitaratu iruzkina